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Soy el humo de una vida mal apagada.

13 sept 2013

Vínculos.

Crecí en una familia pequeña, carente  en mis primeros años de vida de una figura paterna, siempre protegida por dos graden mujeres y un pequeño perro color canela que hacía de almohada en mis noches solitarias. Él me protegía por las noches, cuando ambas trabajaban.

Fueron lagar noches, a veces divertidas porque podía hacer lo quisiéramos, a veces tristes porque eran muchas noches solitarias, a veces daba miedo y a veces me despertaba y al no ver a nadie en la oscuridad... lloraba, hasta que apretaba con las manos la almohada peluda que tenía a mi lado y su respiración me tranquilizaba. 
Mis días eran como los de cualquier niña, sin embargo mis noches, incluso ahora... siempre han sido muy solitarias. Me acostumbré. Comprendí muchas cosas estando sola...Esto me hizo demasiado independiente a día de hoy. Pero también aprendí a valorar a las personas cuando las tenía a mi lado, aprendía de ellas, aprendí a escucharlas... 

Al rededor de mis 10-11 años descubrí que era la amistad. dentro de unos términos más serios por decirlo así. Decidí conocerla a fondo. ¿Qué suponía tener amigos? y... ¿ Qué conllevaba serlo? Encontré las respuestas a través de la experiencia y me lleve los mejores años de mi adolescencia disfrutando de ello. 

El valor de la amistad y todo lo que ello supone me inundo por completo, lo hice único, lo puse por encima del amor y aun lo mantengo. 

Ahora, en otra etapa de mi vida donde he tenido que dejar a muchas de esas personas atrás, algunas veces de forma voluntaria, otras veces obligada por las circunstancias... he aprendido que de una forma u otra romper esos vínculos a los que te aferraste, romper eso... duele. Pues no se crean vínculos con cualquiera, al igual que no hay solo buenos amigos, ni amigos que duran para toda la vida... 

El valor de la amistad, también te enseña el propio dolor de dejar en el camino a personas con las que te hubiera gustado seguir hasta el final. Inevitablemente hay vínculos que no duran para siempre, por una cosa u otra, se rompen y a uno le duele más que otro... pero cada cual sigue su camino. 

La conclusión que he sacado de todo esto es que a lo que más valor le he dado durante toda mi vida, es por lo que más he sufrido y por lo que me he llevado las más grandes decepciones. Sin embargo, aun sigo teniendo la esperanza, a pesar de todo, de encontrar a ese compañero, a ese amigo que me acompañe en el camino de mi vida, hasta el final.