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Soy el humo de una vida mal apagada.

10 dic 2016

LOVING STRANGERS

Nuestra historia no fue como una de esas películas francesas. Nuestra historia no fue una película con algún mensaje específico. No puedo decir lo que fue nuestra historia realmente, pasó hace tanto tiempo que los recuerdos se han convertido en una bocanada de humo difuso en el aire. No me deja verte con claridad... y mis deseos de seguir allí se mezclan con el mismo humo. Recuerdo, que nuestra historia no fue ni mucho menos perfecta, de por sí, fue lo más imperfecto que uno puede vivir. Que jóvenes eramos... las ganas de amar nos recorrían por cada rincón del cuerpo, como si la lleváramos en la sangre y nos empujara a vivir cualquier locura que se presentase en el camino. La casualidad, era a la única diosa que le ofrecíamos culto, y el amor era nuestro templo. Dionisio nuestra inspiración; sin él no habríamos sido capaces de dejar a la tediosa vergüenza a un lado, pues fue la única, junto a la razón, que nos pudo haber frenado.  ¡ Cuánto amábamos las cualidades ! Era lo que nos daba la vida...  ¡las veíamos todas! Y todas tenían un significado que nos acercaba cada vez más, como si fuera un capricho del destino el encontrarnos. Y lo mejor de todo es que en el fondo, estábamos completamente seguros de que lo haríamos. De que en algún momento nuestro días se cruzarían, bajo cualquier escusa absurda y entonces, pasaría algo que nadie podría evitar, pese a toda realidad posible.  Las casualidades nos unirían... las raíces de nuestros corazones serían como enredaderas que nos atraían cada vez más. Y cuando estuviéramos a un centímetro de distancia, se enlazarían unas con otras y crecerían hacía arriba cubriendo todo nuestro interior con un intenso verde; se nutriría de nuestro amor, de cada latido al  mirarnos, al rozarnos las manos bajo un extremado silencio que solo los amantes saben interpretar. Envueltos en ese gran secreto, nos perdimos, sin querer salir durante meses, furtivamente regalándonos canciones en las madrugadas, sonrisas a la pantalla, avivando los deseos de volver a besarnos, con el calor de junio en nuestras espaldas, anhelando volver a vernos... junto a Dionisio, el conspirador, con forma de botella y mentiras, mentiras preciosas que nos encantaba creernos, y que poco a poco nos iban matando junto con la razón y la vergüenza, que infectaban nuestro interior como de si  de insectos se tratasen, queriendo destruir nuestros lazos, separar nuestro corazones enredados. Lo que nos unió, nos separó, a nosotros; dos extraños, amantes y desconocidos, que se conocieron de verdad durante un tiempo para luego marcharse sin dejar rastro, sin dejar ninguna huella, salvo la que quedó en nuestros corazones, que nadie, absolutamente nadie puede ver. Fue nuestro secreto más grande...

el amor.  


Coming soon...


3 ago 2016

Desconocidos

- ¡Hola, señor X! Perdona, sé que llego un poco tarde, el metro estaba saturado y era casi imposible ir más rápido, demasiada gente para un lugar tan pequeño creo.. - 
- ¡Hola, señorita X! No te preocupes, acabo de llegar hace prácticamente veinte minutos... era broma, solo hace cinco minutos, chiste malo. Emm.. sí, te entiendo en la ciudad a veces cuesta respirar hondo, y cuando lo haces, siempre te quedas con la sensación de no haber cogido el suficiente oxígeno.

Así comienza este encuentro entre dos desconocidos, que a ciegas decidieron verse en la terraza de un bar, de una ciudad cualquiera. 
No importa que ciudad sea, puedes imaginarte cualquier ciudad del mundo; Nueva york, París, Roma, Madrid, Barcelona, Berlin.. ¿ Qué más da ? Pues en cada una de ellas hay gente, hay demasiada gente que nunca se han mirado, aunque se vean cada día; en el trabajo, en el bloque de piso donde vives, en la cafetería que más frecuentas, en el gimnasio, en el centro comercial... incluso en la misma cama o en el mismo círculo de amistades. ¿Qué más da que tengas un nombre? al fin y al cabo no somos diferente de esas dos personas que deciden conocerse en un bar cualquiera, de una ciudad cualquiera. Al menos ellos, desconocidos los dos, decidieron mirarse y verse, aunque no dejan de ser dos desconocidos más... 

Hay desconocidos por todos lados, tú mismo eres uno. A veces miro, pero no veo a nadie, solo formas que reconozco y etiqueta mi cabeza. Pero no veo a nadie, a veces pasa lo mismo cuando te intestas ver en el espejo con detenimiento, y te preguntas "¿ Quién eres tú? te reconozco... pero tu forma ha cambiado, ya no soy yo... ¿ Cuántos años han pasado? Pero eso no importa... porque ya no soy capaz de verme, solo lo que mis ojos quieren decir que soy " 

Y así andamos, creyendo lo que creemos ser. Incapaz de vernos, incapaz de ver a los demás. 

No hablo de la soledad de una ciudad, ni la que siente uno mismo cuando termina el día, pues hasta los afortunados amantes se sienten solos, hasta ellos se sienten desconocidos. 

Hablo de la terrible indiferencia del mundo, del tiempo, de los recuerdos, de las ideas, del día a día, de la rutina, de lo que esperamos, de lo que nos olvidamos, de lo que esperan de nosotros, de los que se olvidan de nosotros... de los desconocidos en los que estamos pensando ahora. 
De que nos han hecho formar parte de algo que nos separa y olvida cada vez más, nos dicen que estamos más avanzados y comunicados. Que a un paso podemos atravesar fronteras y conocer cientos de países y que a tan solo un 'click' podemos tener el mundo a nuestros pies. Sin embargo, de lo único que me he dado cuenta, es de lo gran desconocedores que somos. En eso nos hemos hecho expertos; en no mirar ni ver, en olvidar cualquier cosa en cuanto te dicen " Carpe Diem amigo", en exprimir nuestro tiempo por que claro " Tempus Fugit", en no amar lo suficiente por que " suficiente siempre fue demasiado poco" en no conformarnos porque siempre hay que querer más y más. Nos han obligado a ser alguien en la vida de tal manera, que hemos conseguido el efecto contrario. Enhorabuena. Somos todo lo que no fueron nuestros antepasados. 

Y qué más da cuánto corramos, a cuántas ciudades vayamos, la pregunta es ¿ Por qué allá donde vayamos, sea cual sea el lugar y con quién nos rodeemos... por qué nos seguimos sintiendo solos?

No me hace falta ver mucho mundo, ni ir a la india para encontrarme a mí misma, estoy aquí y lo noto constantemente. Todo intenta recordarme lo solos que estamos, y la de desconocidos que hay, la de países que aun no he visto... todo eso lo sé, pero se han preguntado ellos alguna vez ¿ quiénes son y por qué son ? 

Una vez mí profesor de filosofía me dijo, " el conocimiento es un ángel terrible" y Cernuda me enseñó que el amor , ángel terrible, que se adentra en tú pecho, despliega su ala pesada como el acero, te atraviesa y te atormenta sonriendo desde dentro.     
" Allá, allá lejos; donde habite el olvido... "