¿ Cuántas veces has pasado ya por mis pupilas ?
Casi seis años después, sigue siendo la misma desconocida que cada noche me recuerda una nostalgia distinta; Cambiante, con un olor diferente en cada época del año, siempre la misma luna que cada noche me recuerda que nunca será mía.
Tú eres mí niño travieso con arco y flecha que revoloteas en el cielo asegurándote de que el amor duela. Me dejas verte, pero no tocarte. Me dejaste amarte, y al día siguiente te escondiste detrás del sol, y yo tan cerca entonces de ti, ardí en el intento. Desde aquel momento te burlas de mí, en la lejanía de un cielo oscurecido por los inviernos más fríos y lluviosos de enero.
Y herida me refugié detrás de la ventana desde donde te observo. Y observándote, me di cuenta, luna querida, amada... que tu también sufres por amor. Que es tu tristeza, semejante a la mía, lo que me llama de ti. Por ello me apartas. Pues también amas a alguien a quien no puedes ver, ni tocar, que te aparta a un lado del cielo con un olor diferente en cada amanecer y te deja en las sombras, y te hace olvido y ausencia a la vez.
Ahora entiendo porque nunca serás mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario