Cada vez que te veía y te miraba, me mirabas era como perderse en el mar. Ese mar que a medida que te vas hundiendo en su profundidad, sientes como vas desapareciendo, pero me daba igual si se trataba de ti, si se trataba de perderme en tus ojos, porque allí era donde deseaba estar.
El vértigo aparecía al tener que apartar la mirada de la tuya, ya que no sabía si se volvería a cruzar. Podría haberme conformado solo con eso, porque al fin y al cabo una mirada no se le niega a nadie, y siempre que me cruzara contigo estaría allí de nuevo, estaría donde quisiera estar para toda mi vida si pudiera... en tu ojos.
No fuiste tu quien me enamoro de esta forma, fueron ellos y todo lo que escondían. Tu boca habla, tus manos tocan, pero aunque ellos no puedan ni hablar ni tocar, dicen más de ti de lo que puedas imaginar. Por eso deja ya de mentir, tus palabras... tus palabras mienten , mientras que tus ojos te delatan continuamente, así que deja de intentar engañarme porque cariño, me perdí tanto en esos ojos que dejé de escuchar lo que decías, para poder entender aquello por lo que me perdía.
Me hice experta en descifrar tu mirada.
Aunque solo fuera un segundo, fue un placer haber estado en tus ojos. Nunca lo olvidaré.
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